Hace
ya más de cinco años que me inicié en el Reiki, una puerta que abrí en búsqueda
de mi hijo.
No
puedo decir que gracias al Reiki, logré quedarme embarazada, pero tampoco puedo
decir lo contrario. Sólo puedo decir que la práctica de esta técnica para
mí, supuso y hoy en día supone una diferencia en mi estado de conciencia.
Para
los que no sabéis nada sobre el Reiki, os diré que como en todo, hay acérrimos
seguidores y grandes detractores. Pero creo que como todo, el Reiki hay que
verlo desde la mesura, no es ni lo más maravilloso, ni lo peor, simplemente y
esta es exclusivamente mi opinión personal, es una técnica que facilita la
concentración y la intención de nuestro pensamiento y nuestra alma (si crees en
su existencia) para que nuestra mente y espíritu se centre en lo que quiere o
necesita para sanar.
El
Reiki se describe como una técnica energética de sanación mediante la
imposición de manos, no entraré en pormenores de si para su desarrollo se
utiliza la energía universal, la energía del amor, simplemente me limito a
describir de la forma más objetiva que puedo lo que es para mí el Reiki. La sanación
mediante la utilización de las manos se ha realizado desde siempre en todas las
culturas y en todos los tiempos, pero cada cual que la ejercía, lo hacía a su
estilo, forma y manera. Creo que el Reiki crea una estandarización, que no se
por que motivo facilita que los practicantes puedan acceder a un estado
alterado de conciencia que les propicia la concentración y por tanto que su
intención, su pensamiento, su energía (no olvidemos que los pensamientos que se
generan en el cerebro funcionan mediante impulsos eléctricos, energía), se
focalice hacia la sanación de sujetos e incluso situaciones, que es el
propósito último de su práctica.
No
quiero profundizar más en lo que es el Reiki, sólo quiero transmitir mi experiencia
de cómo lo utilicé en mi camino hacia la maternidad.
Ante
mi desesperación por mi imposibilidad de quedarme embaraza y en mi búsqueda de
ayuda, alguien me hablo del Reiki y allí que me embarque, donde había una posibilidad
allí iba yo. Esta vez hasta mi marido y mi madre iniciaron la andadura conmigo
en la práctica del Reiki. Pues bien comencé a formarme en esta técnica y
aplicarla en mí, imponiéndome las manos todos los días concentrada en mi
petición existencial ser madre, durante prácticamente dos años seguí ahondando
en esta técnica y otras muchas de las llamadas terapias alternativas, ya que la
medicina convencional en mi caso, había fracasado. Algunas veces recibía
también Reiki de mi marido y viceversa, pero prácticamente durante dos años,
puedo decir que practiqué Reiki casi a diario pidiendo la venida de mi
pequeño.
El
resultado de esta práctica, para mí, combinada con otras terapias naturales,
fue que poco a poco mi cuerpo y mi mente cada vez se encontraban más en paz,
más relajados, que paulatinamente me sentía más segura de mi misma, me
dejaba llevar más, dejando atrás la rigidez y el rencor y que me abrió
una puerta a otros caminos que combinados fueron la culminación de una nueva
vida.
Empecé
a ser consciente de mi cuerpo, a soltar la tristeza, a dejar atrás cargas
emocionales adquiridas a lo largo de mi vida, a aceptar, a pedir ayuda, a saber
recibir y estar en paz.
Esta
es mi experiencia, puede ser que este método sea válido para ti o no, ello
dependerá en gran medida de tus creencias, ya que como siempre, si crees en
ello es posible. Sólo pedirte que si te decides por esta posibilidad, elijas
bien el terapeuta o escuela con quien vas a trabajar decántate por la
normalidad y escucha tu corazón.
Para más información sobre el tema, puedes consultar el siguiente enlace. FERTILIDAD CONSCIENTE
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