Hoy, el espíritu me pide contar un cuento, para liberar...
LOS SEÑORES QUE DESCONOCÍAN QUE
TODOS SOMOS UNO
Era se una vez, unos señores que
desconocían que todos somos uno y que nuestras acciones repercuten en aquellos
que nos rodean y se extienden con el efecto mariposa.
Esos señores no conocían lo que era Amar, lo que era Dar, lo que era el
Respeto, lo que era la Bondad y como
nunca, conocieron de estos dones, su interior era ocupado por la avaricia. Se dedicaban
a no querer, a tomar sin pedir permiso, a considerar menos persona a aquel que tenían al lado, a no ayudar al
necesitado. Por eso, después de unos
años, el país donde vivían, se volvió triste.
Los niños empezaron a dejar de
recibir juguetes, más tarde no podían estrenar pantalones y en los últimos
tiempos algunos empezaron a no tener que comer. Muchos hombres y mujeres fueron
desprovistos de “la fuente de la vida”, porque los grandes "señores feudales", ya
no necesitaban de sus servicios. Así algunos de esos hombres y mujeres, junto con sus
hijos, fueron expulsados de sus hogares porque ya no podían dar a sus señores,”
la fuente de la vida” que estos les exigían para saciar su sed.
En las calles se empezó a
escuchar el eco, porque quedaron vacías del bullicio de los mercados y porque “los
jóvenes y no tan jóvenes, aventureros” tuvieron que abandonar a sus padres y sus
hijos para buscar la “fuente de la vida” al otro lado del mar. Y
eso hizo que el país se vistiera de pena, porque los que se amaban no podían
estar juntos.
Pero esto no le importaba a los señores, porque ellos no
sufrían el hambre, el desalojo de sus hogares, ni la pena de separación de sus
amores, porque ellos, recordad que no conocían del AMOR, de DAR al prójimo, del
RESPETO y de la BONDAD y sin saberlo vivían en su miseria, en su podredumbre,
porque TODOS SOMOS UNO y el efecto mariposa, se convierte siempre en el efecto
boomerang.
Y colorín colorado, de momento
ese país sigue triste y apenado…. Pero siempre, siempre, podemos hacer algo
porque TODOS SOMOS UNO, para lo bueno y para lo malo, sólo tenemos que
compensar y nosotros somos más.
Diana Nieto Blázquez
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