EL NIÑO INTERIOR.
Hoy
hablo de una técnica que nos ayudará a contactar con nosotros a través del
"niño" que cada uno tenemos dentro.
Esta
técnica consiste en conectar con ese niño que fuimos y que aún vive en
nosotros, para que le demos todo aquello que necesita, todo aquello de lo que
carece, todo aquello que en su niñez no recibió, porque el adulto que somos se
resiente de ello y es el resultado de nuestra niñez.
Seremos
nosotros mismos, el adulto de ahora, el que proveerá a su niño de lo que
necesita, amor, comprensión, cariño, cosas materiales, todo lo que nos pida.
Para
sanar nuestro niño interior como siempre, el primer paso es la relajación, así
que buscaremos un lugar tranquilo, donde estar solos, sin distracciones,
crearemos un ambiente en el que estemos agusto, con unas velas, algo de
incienso, nos situaremos cómodamente, tumbados, siempre evitando cruzar las
piernas y con los brazos a ambos lados de las piernas o sentados en una silla
apoyando los pies en el suelo, preferiblemente descalzos, manteniendo la
espalda recta. En esta postura haremos varias respiraciones profundas,
imaginando que con cada inspiración recibimos energía limpia, energía
vital y en cada espiración imaginaremos que eliminamos lo negativo, las
preocupaciones las tensiones.
Tras
realizar la serie de respiraciones, nos imaginaremos en un lugar que para
nosotros sea nuestro paraíso, nuestro lugar especial, donde estés seguro y
puedas controlarlo todo y ahí, en ese lugar te vas a imaginar de niño, te vas a
ver nítidamente como un niño a la edad
que surja, vas a ver cómo vistes, cómo tienes el pelo, qué es lo que estás
haciendo. En ese lugar os encontráis ambos, tu yo niño y tu yo actual.
Estáis
los dos en el lugar que tú has elegido, tú como adulto y como niño y es
ahora cuando llega tu momento. Tu yo adulto, el yo de actúal, se acerca al
niño y le pregunta, ¿qué necesitas?, ¿qué puedo hacer por ti?, le dices al niño
que tú estas ahí para todo lo que él necesita, para quererle, para protegerle,
para darle todo lo que necesite, material o inmaterial, que siempre te tendrá a
ti para lo que necesite, que nunca estará solo. Ahora escucha lo que tu niño te
diga, abrázale, ámale, dale todo lo que necesite, un viaje, un abrazo, una
frase, un juguete,... eso será tu sanación, eso reparará tu herida,
porque entre otras cosas tu mente creará un nuevo circuito neuronal
para esa experiencia, que en este caso es más placentera y por tanto la
que tenderás a traer a tu mente cuando recuerdes, lo que no quiere decir que no
distingas los hechos reales de los imaginados.
Cuando
hayas terminado de estar con tu niño, despídete de él abrázalo, dile que
te tendrá siempre que lo necesites, que le quieres, le amas y le proteges, que
sepa que siempre que te necesite te puede llamar.
Repítelo
cuantas veces desees y veras como vas sintiéndote más sereno, más aliviado
porque sabes que siempre habrá alguien contigo.
Si
crees que no puedes hacerlo solo busca la ayuda de un facilitador, un
psicólogo, psicoterapeuta u otro terapeuta especializado.
Diana Nieto Blázquez © Copyrigh
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