Cuando no sabía nada sobre la meditación veía las películas de la tele y me decía, yo quiero hacer eso. Siempre me atrajo eso de los mensajes, de los descubrimientos que vivía el viejo maestro durante su meditación. Ooooh maaagía.
Un día dije, voy a mirar esto de meditar en internet, ¿cómo se hace?. Me baje unas instrucciones, que si un cojín especial, que si una postura, que si respira, que si,.., nada no lo conseguía, puff, ¡que difícil!.
Años más tarde, cuando mi búsqueda personal estaba iniciándose, cuando la vida perdía el sentido. Encontré a un alma que me enseñó una cosa, a RESPIRAR.
La mayoría de técnicas de meditación (casi me atrevería a decir todas) comienzan por controlar la respiración, la respiración es la vida, la vida que se construye a cada instante. Si eres consciente de tu respiración, eres consciente de tu vida. Controlar la respiración es controlar la mente.
Cuando meditas TU MENTE NO ESTÁ EN BLANCO, eso es un tópico irreal. Cuando meditas, controlas tu mente, tu mente está a tu servicio, trabajando para tu cuerpo y tu alma. Cuando meditas piensas lo que quieres, diriges a tu mente a donde quieres para sentir tu cuerpo, ser consciente de él y encontrar respuestas que tu mismo tienes o que percibes del exterior, pero que en un estado normal no sueles llevar al consciente.
La meditación te permite un espacio y un tiempo para estar contigo para quererte, sentirte y SER.
Niño de Tamayama de meditación de Zen. Autor: http://www.yunphoto.net |
Estoy segura de que la meditación es un estado natural del hombre, de hecho la filosofía ZEN habla de que la meditación es estar concentrado en el aquí y el ahora, ser consciente de lo que hacemos en cada momento, sentirlo, vivirlo, saborearlo. Podemos meditar hasta lavando los platos, tenemos que centrarnos sólo en lavar los platos, ser conscientes, del olor, la luminosidad, la textura, sólo pensar en como lavar los platos lo mejor posible, solo pendiente de que lo que hacemos, con todos nuestros sentidos.
Meditar es fácil, cuando te dan las pautas adecuadas y unas pequeñas prácticas, todo el mundo puede meditar, no hay que vestirlo de misticismo, meditar es una práctica natural, que podemos recuperar. Diez minutos de meditación nos pueden aportar un gran alivio.
La meditación para los que no practicamos el ZEN, se limita a momentos en los "paramos" y estamos con nosotros. Momentos en los que buscamos un espacio tranquilo, aromatizado, iluminado, mantenemos la columna recta y RESPIRAMOS.
Si quieres aprender a meditar, te recomiendo ir a unas clases iniciales para conocer las pautas y practicar en casa todos los días hasta crear un hábito. Luego, tu mismo puedes practicar sólo, aunque si que es cierto, por lo menos en un principio, que la meditación en grupo y guiada por una voz externa, suele ser más fácil.
Anímate, a Sentirte, a sólo Ser.
Diana Nieto Blázquez © Copyright
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